Melgar se resiste a mejorar. Parece anclado en un fútbol que solo le ha
servido para ganar de local y sufriendo, y que pese a su mezquindad le ha sido
suficiente para estar luchando palmo a palmo el primer puesto del grupo “A” con
otros equipos de mejor rendimiento como San Martín o Cristal, queda claro que
existe insatisfacción individual y grupal por lo que aún no se puede plasmar en
la cancha.
Reynoso no prometía un equipo arrasador, ni nadie apostaba a eso pero en el
transcurso de ocho fechas Melgar dista mucho del equipo del 2014 que pese a ser
menos costoso que el actual, tenía otra predisposición en la cancha.
Lejos de preocupar lo que se ve en el gramado, lo que llama a la reflexión
es la producción estadística del equipo.
Digamos que en casa ha mostrado una solidez que la temporada pasada
extrañó. Ha ganado sus cuatro partidos con justicia pero sin jerarquía. Todos
fueron por una diferencia mínima (2-1 o 3-2) o a lo máximo 3-1 a Municipal.
En condición de visitante, que fue el plus del año pasado, las cosas no han
salido nada bien. No solo se han perdido los cuatro partidos disputados, sino
que no se ha podido anotar ni un solo gol fuera de casa que contrasta con una
constante: a Melgar le han anotado en todos los partidos.
El equipo se maneja entre dos parámetros: gana o pierde; nunca ha empatado.
Otro dato importante, la política de rotación se ha radicalizado, ha usado 23 jugadores. Reynoso
no ha repetido ni una alineación en 8 fechas. Solo un jugador ha actuado de
titular todos los partidos: Fernández; y junto a Zúñiga (que ingresó en dos
encuentros y fue titular en otros seis) han sido los que han estado presentes
en todos los partidos.
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