Julio Ernesto Granda se cansó de "hacer tripas corazón". El Gran Maestro Internacional (GMI) y mejor ajedrecista histórico de Perú, ha decidido no participar por Perú en torneos oficiales como medida de protesta por el continúo y hasta ya acostumbrado maltrato que sufre por parte de la dirigencia del ajedrez peruano.
En el año (2016) que celebra 30 años de haber conseguido el título de Gran Maestro (1986, Capablanca in Memoriam) el camanejo es obligado a tomar una decisión que ya había avisado años anteriores, pero que nunca aplicó con rigidez por el compromiso que siempre tuvo con el país.
Esta vez es diferente. Julio, el "Rey" de las tablas en Perú, ha sido un constante crítico de la dirigencia deportiva peruana y defensor de los derechos del deportista ante el constante maltrato a los que son sometidos por los que dirigen el deporte nacional desde un escritorio y con afanes que distan con la honradez.
Obligado en varias ocasiones en representar a la bicolor sin ningún apoyo, atropellada la jerarquía ganada en años con actitudes como dejarlo a la deriva en los últimos Bolivarianos realizados en Perú (Trujillo 2013) o cuando, aún un novel trebejista, viajaba por el mundo solo sin acompañante casi a la aventura, se ve forzado ya por un tema de amor propio a decir "basta".
Este es el texto que el GMI publicó en su cuenta oficial de Facebook:
"No he de callar por
más que con denuedo, silencio avisen o amenacen miedo"
Hace
pocos días publiqué aquí, una reseña biográfica centrada básicamente en mis
inicios como ajedrecista y logros deportivos más importantes. Conmemoro este
2016, treinta años como gran maestro y mi carrera como tal, está marcada por
dos etapas: la primera, desde que consigo el título en 1986 al empatar el
primer lugar en el tradicional magistral "Capablanca in Memoriam",
hasta que me retiro de la competición en 1998. En ese lapso conseguí ganar
muchos torneos nacionales e internacionales, destacando especialmente los dos
fuertes magistrales "Donner Memorial", Amsterdam 1995 y 1996, donde
se habían dado cita algunos de los mejores jugadores del mundo del momento. La
segunda etapa tiene dos tramos; mi retorno al ruedo en el 2002 y el otro cuando
en el 2006, tomo la decisión de sacar la residencia para vivir con mi familia
en España, país en el que resido a la fecha de hoy. Nunca antes había tenido la
intención de dejar el Perú y el hecho de emprender la incierta aventura de
radicar en el extranjero con una familia numerosa como la mía, significaba
tremendo desafío. Prevalecieron sobretodo circunstancias familiares y el deseo
de competir de una manera más estable en un medio exigente como el europeo y
tratar de demostrar que aún podía seguir ganando torneos. También influyó
cuando el 2005 participé en el Continental de Buenos Aires cubriéndome todos
los gastos y luego de clasificar a la Copa del Mundo realizada ese mismo año en
Siberia, Rusia, las autoridades deportivas peruanas no quisieran asumir el
largo y costoso viaje al llamado continente helado. Sólo lo hicieron a
regañadientes ante la presión periodística, con el agravante de que el máximo
dirigente deportivo se retrató como tal, al decir que "Granda no le iba a
ganar a nadie y que sólo pretende vivir de su pasado". Todos tenemos
derecho a opinar lo que consideramos conveniente, pero es especialmente
insultante cuando lo hacen con ese aire despectivo y prepotente. Por supuesto
que no me quedé callado... tal vez ahora tenga que agradecer tan particular
incentivo.
Desde el
2008 y luego de superar muchos trámites, resido oficialmente con toda mi
familia en la ciudad de Salamanca, España. Creo que el estar en continua
competencia en mi sostenida estancia europea, me ha permitido especialmente en
los últimos años, subir mi puntuación ELO y obtener algunos importantes
resultados. De todos, hay uno que sobresale claramente: el Continental Absoluto
de las Américas. Lo había ganado en Cali, Colombia el 2007 y pese a obtener un
título panamericano, había poco interés de parte de las autoridades peruanas en
enviarme a las siguientes ediciones. Los dirigentes en el Perú, salvo honrosas
exepciones, están muy mal acostumbrados a hacer lo que les venga en gana y
creen que cuando gestionan algo inherente a su cargo, los deportistas deben
rendirles pleitesía, mostrarles incondicional gratitud y de ninguna manera
cuestionar sus muchas veces arbitrarias decisiones, como si uno tuviera
hipotecada la conciencia. El 2012 me animé otra vez a viajar por mi cuenta al
Continental de Mar del Plata, Argentina, pudiendo felizmente ganar el torneo y
nuevamente clasificar a la Copa del Mundo. Gané sucesivamente también las
ediciones del 2013 y 2014 realizadas en Bolivia y Brasil respetivamente. Tuve
el mérito de ganar tres campeonatos seguidos del máximo evento panamericano y
ahora me llama más la atención que ni las autoridades ni la prensa deportiva de
mi país, destacaran un logro que básicamente discrimina una actividad como el
ajedrez en la que el Perú tiene reconocido éxito internacional y tremendo
potencial.
Soy
tetracampeón panamericano y sin embargo parece que eso no basta para que haya
un poco de consideración cuando se trata de alguna participación mía en los
pocos torneos oficiales del calendario internacional. El Continental de este
año está programado del 27 de mayo al 7 de junio en el hermano país de El
Salvador y sin comunicarme nada, ni mostrar el más mínimo interés en mi
asistencia a tan importante torneo, la Federación Deportiva Peruana de Ajedrez,
ha decidido no enviarme. Lo insultante de todo esto es que me envían un correo
en marzo para gestionar mi viaje a la Olimpíada Mundial de Ajedrez por equipos,
prevista para setiembre de este año en Bakú, Azerbaiyán e ignoran olímpicante
el Continental de El Salvador, previsto para mayo. Ante mi reiterada
insistencia para que me den una explicación coherente que justifique una
decisión que me atañe directamente como deportista y que además resido en el
extranjero, me mandan un correo de copiar y pegar, extraído de un artículo de
un diario en internet, en el que se recomienda a ciudadanos del llamado primer
mundo a que no viajen a El Salvador, por su alta criminalidad. Basta decir que
ajedrecistas de países como Estados Unidos y Canadá, han decidido participar y
en esa lista también figura nuestro compatriota el GM Emilio Córdova y
destacados representantes del amplio espectro latinoamericano. ¿Como creen que
se sentiría cualquier deportista ante una discrimación tan arbitraria y
abusiva? Mi reacción no se hizo esperar ya que en lugar de tener el viaje
debidamente resuelto, tuve que escribirle al presidente de la federación,
mostrándole mi extrañeza y malestar. En su forzada respuesta, y ante su falta
de argumentos, una vez más se hizo patente su consabido modo de operar, que no
es otro que recurrir al insulto y la amenaza. Ante la imposibilidad de mantener
un diálogo alturado con este señor, me veo obligado a hacer público este
desagradable asunto y denunciar con contundencia este atropello a la razón.
El
ajedrez peruano en los últimos años, ha tenido una evidente mejoría y a los
destacados nombres de los hermanos Cori y Emilio Córdova, hay que sumarles una
pléyade de jóvenes talentos que han conquistado muchos títulos panamericanos en
sus respectivas categorías. Es un fenómeno curioso porque en realidad no se ha
hecho un trabajo serio y sostenido como desde afuera y por los mismos
resultados, se pueda intuir; es más bien la conjunción de una serie de
factores, destacando un talento especial del peruano para jugar al ajedrez.
Como ya lo había expresado en alguna oportunidad, la dirigencia del deporte
ciencia no está en sintonía y mas bien, ha atraído a varios oportunistas que
por sus propios actos sólo buscan sacarle el máximo provecho material al cargo
y ven como enemigos a los que no se prestan a su evidente e incorrecto
proceder. Mal asunto si en mi situación; ni siquiera me pueden avalar mi larga
trayectoria y tangibles últimos resultados. Casi como que tendría que pedir
perdón por ser el número uno del Perú por 30 años y a a mis 49 cumplidos, sea
actualmente el ajedrecista de más edad con mejor ELO del mundo.
No
obstante, no todo es negativo y hay que reconocer con gratitud, el esfuerzo del
estado peruano en mejorar las condiciones de los que verdaderamente hacemos del
deporte, una disciplina. Hace ya varios años que por medio del Instituto
Peruano del Deporte se ha instaurado una significativa remuneración económica a
los más destacados deportistas. Lo que habría que promover son mecanismos que
vayan superando las notorias deficiencias de la Ley del Deporte. Siento mucha
frustración que el estado canalice a los deportistas dinero de todos los
peruanos y la debilidad del sistema impida que en este caso un deportista pueda
representar exitosamente al Perú. Por un sentido elemental de dignidad,
renuncio a seguir recibiendo esa ayuda económica y para no ser cómplice de la
estulticia, no participaré en campeonatos oficiales mientras no haya un
palpable ánimo de rectificación. No tendría sentido cobrar un dinero público y
luego no poder competir.
GM Julio
Granda
Salamanca,
España, 26 de abril del 2016
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